Mulhacén por la Vereda de la Estrella

El pasado viernes 26 de junio nueve compañeros se enzarzaron en una nueva aventura que tendría como objetivo coronar la cumbre más alta de la Península Ibérica, el Pico Mulhacén con sus 3482 metros sobre el nivel del mar.

Todo comenzó a las 20:30h con una copiosa cena en el Baralida tras la cual se ponía rumbo en coche hacia tierras andaluzas. El incombustible Raimundo Nus nos esperaba por el camino y Juan José Malpica ya se encontraba haciendo de avanzadilla en el destino desde hacía unas horas.

Sobre las 2:30h de la mañana, siguiendo los túneles de un antiguo tranvía, nos presentamos en el Barranco de San Juan (Güejar Sierra, 1175 m.s.n.m.), punto de inicio de la famosa Vereda de la Estrella que, a través del cauce del Río Genil y tras unos 16 kms de ida con aproximadamente 2400 metros de desnivel positivo, nos llevaría camino a la cumbre.

Con la batería de nuestros frontales igual de llena que nuestras mochilas, arrancamos ruta entre fresnos, robles y castaños. Paco Milán y Vicente Úbeda ponen ritmo cómodo de marcha encabezando el pelotón a sabiendas de que el día iba a ser largo.

Pronto Rai empieza a amenizar la ruta contando sus aventuras con su buen toque de humor argentino mientras a nuestra izquierda nos ensordecía el continuo ruido provocado por las bravas aguas del Río Genil.

Los primeros diez kilómetros fueron bastantes llevaderos, lo que significaba que en los últimos pocos kilómetros nos tocaría trepar de lo lindo. La noche cerrada no nos dejó ver el gran castaño centenario llamado «El abuelo», pegado a la propia senda, ni desde el mirador del «Viso de las Nortes» pudimos ver la gran panorámica del Mulhacén y Alcazaba, lo dejamos pendiente para la bajada.

Tras pasar las ruinas de unas minas, llegamos al puente del Río Guarnón, procedente del Corral del Veleta y donde la Vereda pasó a llamarse «Camino del Real».

A partir de aquí la senda se empieza a complicar, echando de menos un poco de limpieza en ella ya que los propios arbustos impedían tener un ritmo continuo de marcha regalándote una buena depilación en piernas y brazos.

Poco más arriba damos el susto de su vida a un grupo de personas que se encontraban acampadas a un lado de la senda y que vieron como nueve luces se aproximaban a ellos a las 4h de la mañana como si de un tren se tratase, y es que en la montaña no te puedes relajar ni un segundo.

Comandados por el maestro Malpi y tras casi dos horas de ruta y diez kilómetros, llegamos a la pasarela sobre el Río Valdeinfierno la cual cruzamos y atacamos el camino hacia el Collado de la Majada del Palo, aquí es donde empieza lo bueno y las espaldas se empiezan a encorvar hacia delante, comienza la dura subida.

Poco a poco la noche comienza a clarear, los más fuertes del grupo se adelantan un poco mientras empieza a dibujarse la cumbre del gigante Mulhacén delante de nosotros.

Tras cruzar varios riachuelos y superar un pequeño collado, llegamos a la Laguna de la Mosca. El astro rey entra en escena, los frontales se apagan y la cara norte de nuestra meta se ve imponentemente cerca, vaya regalo para la vista.

Amanecer con la Laguna al fondo

Un rebaño de cabras montesas acostumbradas a recibir visitas se nos quedan mirando esperando algo de desayuno.

Laguna de la Mosca

Tras las fotos de rigor, atacamos el Collado del Ciervo a unos 3000 metros de altura, la marcha se vuelve lenta y pesada.

Ya en el Collado, cogemos la senda que tras numerosos zigzags nos llevará hasta la cima después de llevar más de cuatro horas de subida y donde nos cruzamos con más senderistas que ascendían desde otras rutas.

Collado del Ciervo

Además de impresionantes vistas del Mar Mediterráneo, así como de los Picos Veleta y Alcazaba, arriba nos acompañaban siete u ocho grados de temperatura con ligero viento, nos comemos el merecido bocata, hacemos instantáneas para el recuerdo y como alma que lleva el diablo nos vamos para abajo.

Cima del Mulhacén

El terreno técnico hace que en algunos tramos vayamos a la misma velocidad que en subida, la senda desaparecía y aparecía como el Guadiana, pero tan pronto como volvimos a la senda más plana del Camino del Real la marcha se hizo más continua.

Bajada con el Mulhacén al fondo

El sol empezaba a apretar de lo lindo y en los numerosos riachuelos cargábamos agua y refrescábamos la maquinaria.

Río Guarnón con el Pico Veleta al fondo

Nos cruzamos con multitud de senderistas que bien avanzada la jornada y con mucho calor emprendían la subida, qué valor.

Tras poco más de ocho horas de ruta llegábamos al punto de partida, tocaba chapuzón en las aguas del Río Genil y para casa con los deberes hechos.

Y así fue como Pedro Fernández, Raimundo Nus, Moisés Picón, Raúl Domene, Paco Milán, Juan José Malpica, Marco Antonio Arnedo, Vicente Úbeda y Juan Navalón en menos de 18 horas se fueron de excursión a Sierra Nevada, atacaron el Mulhacén de noche y volvieron para casa como si nada hubiera pasado.

Resumen de la jornada:
– 786 kilómetros y 8 horas de coche.
– 36 kilómetros de ruta con 2500 metros positivos y 8h30′ de monte.
– 9 bocatas, unas cuantas barritas y geles, 1,5 ó 2 litros de agua por persona.
– Unos cuantos resbalones, tropiezos, arañazos y heridas.
– Una buena cena en el Baralida y una buena comida en Venta Quemada de vuelta.
– Una experiencia bien grabada en la retina.

Para repetir, sin duda.

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